miércoles, 12 de diciembre de 2007

MIGUEL ÁNGEL ROCA - 04. diez estudios argentinos

LA CELEBRACIÓN DEL LUGAR
La obra de Miguel Ángel Roca (MAR) compone un conjunto singular que no tiene paralelismos en el país. Tal vez su característica principal provenga de una formación ajena al común denominador de las escuelas de arquitectura nacionales.
Graduado en la Facultad de Arquitectura de Córdoba en 1963, MAR realizó un Máster en Filadelfia con el reconocido arquitecto Louis Kahn, con quien también trabajó durante un año. Indudablemente esa experiencia marcó al joven Roca y eso se ve con claridad en sus primeras obras. Pero la simiente de Kahn hay que rastrearla en la forma y la predisposición de MAR por el orden geométrico y la jerarquización morfológica. La producción de Louis Kahn forma parte de un capítulo muy especial del desarrollo moderno de la arquitectura y su enseñanza es más bien filosófica. Para el maestro no existían fórmulas, existía la reflexión profunda ante cada problema de arquitectura. Solía decir a sus alumnos: “Las distinciones entre lo que es mensurable y lo que no, entre la forma y el concepto, entre espacios sirvientes y espacios dominantes son sólo clasificaciones para precisar mejor las ideas. En realidad, el espíritu no divide, tiende siempre a considerar la unidad de las cosas”.
Quiso el destino que ese respeto por “la unidad de las cosas”, aprendido de su maestro, encontrara en MAR un campo fértil a fines de los setenta y durante los ochenta, cuando el Posmodernismo abría la puerta de la historia, esa puerta que había cerrado el Movimiento Moderno de un sonoro portazo.
Así, la obra del primer MAR nos muestra un llamativo esfuerzo por el manejo de las formas y la función, sin establecer la correspondencia entre ambas que una supuesta ortodoxia moderna podía exigir; esfuerzo que sostuvo siempre dirigido a definir el valor simbólico de la morfología. Para MAR, la forma es un espléndido vehículo de identidad.

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