miércoles, 28 de marzo de 2007

EL DISEÑO INVISIBLE

SIETE LECCIONES SOBRE LA INTERVENCIÓN CULTA EN EL HÁBITAT HUMANO
Autor: Norberto Chávez
Editorial: Paidós


La segunda mitad del siglo XX ha sido testigo de un viraje importante en la práctica de la arquitectura, marcado por el agotamiento de la propuesta humanista del Movimiento Moderno y la eclosión de la Arquitectura del Espectáculo como respuesta al marketing urbano y el mercado del entertainment. El resultado material de este proceso está a la vista: el deplorable espectáculo de las zonas urbanas crecidas en ese período. Pero un subproducto más alarmante ha sido el desvanecimiento del concepto mismo de arquitectura, que ha dejado a las actuales generaciones de estudiantes presas del equívoco universal que confunde cultura con pasatiempo y arquitectura con diversión formal.
En este contexto problemático se inscriben las siete lecciones aquí reunidas. Se trata de las clases inaugurales y de clausura que dio Norberto Cháves en un Máster de la Escuela Superior Técnica de Arquitectura del Vallés (Universidad Politécnica de Cataluña), y cuyo objetivo fue pensar la situación actual de la práctica del diseño desde una perspectiva cultural más que estrictamente profesional. Los textos conservan el tono coloquial de origen y también su orientación didáctica, mediante anécdotas y ejemplos que buscan garantizar la claridad y un estilo ágil que recurre tanto al humor y al comentario irónico como a la observación polémica.
Los imperativos de la moda y la tecnología, la incapacidad de la arquitectura contemporánea para generar tejido urbano armónico, la acumulación de piezas individuales al servicio del narcisismo profesional y de la aprobación entre pares, el servilismo acrítico de las demandas del cliente, la fórmula del contraste y la estridencia para reciclar edificios antiguos: todo ello conspira contra el “diseño invisible”, contra el hábitat entendido como resultado de la integración de la técnica proyectual con la cultura habitacional de sus usuarios. El arquitecto debería ser un intérprete sensible a las condiciones del entorno y no un creador autónomo: sólo así –sostiene el autor- podrá actuar sobre el contexto en el que se produce el conjunto de comportamientos humanos que llamamos “vivir”.

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